La leyenda Intocable

Por Ariel Lomasto Literalmente significa aquel que enseña y transmite conocimientos. En la vida de todos los días Maestro es el que triunfa, el que gana. En los deportes hace todo aquello que el común de sus colegas no puede realizar. En japonés se dice Nisei y Maestro en el boxeo es sinónimo de Locche, de Nicolino Locche. Con Nicolino nació y desapareció un nuevo deporte. Su clase sobre el ring jamás se repitió. Locche era un artista sobre el cuadrilátero y es lógico que varios de los creadores de arte se ocupen de él. El trabajo de resumir la vida de Nicolino Locche ya está hecho. Nada más completo que la obra escrita por el periodista Adrián Dottori titulada Nicolino Locche La leyenda Intocable. El autor vuelca en las páginas toda la emoción que significan las palabras amistad y admiración. En imágenes el documental lleva el mismo nombre y fue escrito y dirigido también por Adrián Dottori con producción de Lucas Castro. Como fuente de consulta de la carrera como deportista son inigualables pues los datos surgen del archivo y del museo del boxeador. Como base de anécdotas y de fotografías, únicos. Destacar algo es caer en la subjetividad impropia del buen periodista pero la mayoría de las normas de la comunicación fueron hechas para no ser cumplidas. Por eso diremos que, por ejemplo, El Vaticano reconoció su mensaje de no violencia sobre el ring y le envió una medalla Papal. Nicolino ingresó al Hall Mundial de la Fama con sede en Canastota (Estados Unidos) en 2003. Grandes compositores le dedicaron parte de su obra: Chico Novarro describe la noche de Buenos Aires en su tema Un sábado más que termina así: “Total esta noche, minga de yirar, si hoy pelea Locche en el Luna Park”; con letra y música de Damaso Osorio se estrenó Nicolino el Intocable que en parte dice: “Moviendo bien la cintura, con un pasito al costado, Locche vos sos el mejor, sos Gardel pero boxeando”. El cómico José Marrone (creador del apodo de Chaplin con el que se lo conocía a Nicolino) anunciaba que su función daba inicio luego de terminar la pelea del Intocable. Otros tantos poemas, caricaturas, retratos (entre ellas la del artista mendocino Enrique Sobichs) e innumerables distinciones al mejor boxeador y deportista del siglo XX, lo reconocieron en vida. El 29 de junio de 1963 gana en el Luna el título Sudamericano liviano al derrotar a Sebastiao Nascimento y es en la crónica de la revista El Gráfico 2282 del 3 de julio de ese año escrita por Piri García cuando se lo rebautiza: empezaba a ser El Intocable. Dice el Piri: “Nascimento, un boxeador que venía dispuesto para seguirlo a Locche durante 30 rounds. Pero quizá ni en ese lapso hubiera podido acertar un golpe verdaderamente efectivo…” En Tokio cuando finaliza el noveno round Nicolino le dice a su entrenador Don Paco Bermúdez: “Fují no sale al décimo”. Y Paul Fují (hawaiano nacionalizado japonés) no salió al décimo. Locche era campeón. Fue en la mañana argentina del 12 de diciembre de 1968, Nicolino tenía 29 años (nació el 2 de setiembre de 1939 en Campo Los Andes, Tunuyán, Mendoza) y 106 salidas profesionales. Tras 10 años como púgil rentado (debutó en Mendoza frente a Luis García el 11 de diciembre de 1958) Nicolino se transformaba ante 13000 japoneses y 13 argentinos que formaron la delegación en el mejor welter junior del mundo. En Las Heras, a pocos minutos de auto de la ciudad de Mendoza, entre las calles Ballafet y Chaco, se inauguró la Plazoleta Nicolino Locche con la ayuda del intendente Rubén Miranda. Y para allá fuimos, este cronista como acompañante y al volante Adrián Dottori. Cámaras en mano retratamos el lugar. Una pequeña plaza bien cuidada. De un lado las palabras de Dottori: “Nico, un Chaplin de espíritu alegre, le agregó al boxeo su sello, su propia marca, su arte, su magia, su plasticidad, su elegancia, su mirada hipnótica, su técnica depurada, sus fintas, sus visteos, su inteligencia, su guapeza, su show, su locura, la belleza de su innata condición de poeta de la nariz chata. Adiós señor Locche, hasta pronto Nicolino, chau hermano querido y gracias por todo lo que me diste”. Del otro lado, la estatua de Nicolino Locche del artista plástico Marcelo Arias y entre estas dos expresiones varios niños jugando entre sí. La idea, chicos, era que se aparten para lograr las mejores imágenes pero el sentido de ese juego juvenil en esa plazoleta dedicada al deporte más rudo tenía una explicación: Locche transformó al pugilismo, logró en vida y aún después que toda la familia se acerque al boxeo y esos jóvenes estaban por algo: ¡qué mejor lugar podrían haber elegido para divertirse que no sea bajo la mirada del Intocable¡. Nicolino Locche, el Ángel del Ring, el Chaplin del Box, el Intocable, Nico-Loco (según Adrián Dottori), el Único, el Maestro (Nisei en japonés), son sinónimos de boxeo, o de eso que inventó Locche y que con él se fue. “…para que reviva la historia del genial intocable mendocino…” dice la dedicatoria del libro La leyenda Intocable. Humilde y respetuosamente espero haberlo logrado. lomastoariel@yahoo.com.ar https://www.youtube.com/watch?vGCxgODaBiBw Lugar: Tokio, Japón. Estadio Kuramae Sumo Fecha: 12 de Diciembre de 1968 Espectadores: 13.000 Árbitro: Nick Pope (Estados Unidos) Jurados: Nick Pope (Estados Unidos), Hiroyuki Tezaki (Japón), Takeo Ugho (Japón) Tarjetas al finalizar el noveno round: 45 a 40, 44 a 41, 45 a 39. (Respectivamente y todas para Locche) Título en juego: welter junior de la Asociación Mundial de Boxeo. 15 asaltos. Campeón: Paul Takeshi Fují (El Samurai) nacionalizado japonés. Peso 63,400 ks Retador: Nicolino Locche (El Intocable) mendocino. Peso 62,800 ks. libros de boxeo

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