Cuando hablamos de las victorias más grandes que tiene el boxeo mexicano, en el imaginario colectivo del espectador salen a relucir tres grandes peleas (sin un orden en particular):
Julio César Chávez vs. Meldrick Taylor Juan Manuel Marquez vs. Manny Pacquiao
Salvador Sánchez vs. Wilfredo Gómez.
Lo cual causa cierta extrañeza puesto que el boxeo mexicano tiene poco más de 100 años de historia. Y en ese transcurso de tiempo, por supuesto, que hay más victorias de gran relevancia, y que es de vital importancia darles la visibilidad que merecen.
A todo esto, nos hemos de preguntar, si uno de los más grandes ídolos del pugilato mexicano como lo es de la leyenda Rubén Olivares, ¿Tiene consigo una de las mejores victorias del boxeo mexicano?
La respuesta parecería obvia, pero lamentablemente no se le ha dado la relevancia e importancia que tendría que merecer.
Tal vez la razón por la cual se tiene muy desapercibida esta victoria, es porque del boxeador que hablaremos a continuación es de Australia; y pareciera que esa nación boxística no figura en el pugilismo internacional. Pero nada más lejos de la realidad.
Es más que probable que la victoria de Rubén Olivares sea ante el mejor boxeador Australiano de su generación y uno de los más grandes pesos gallos.
Y ese es…… Lionel Rose.
¿Cuál fue el logro histórico que consiguió Lionel Rose para merecer dicha distinción? ¿Qué fue lo que engrandeció el legado de Lionel Rose?
Lionel Rose se caracterizaba por ser un boxeador nato con un boxeo exquisito, suculento, un boxeo que era poesía pura. Su entrenador era el legendario Jack Rennie.
Rose ganaría los guantes amateur peso mosca y posteriormente ganaría el título nacional de peso gallo de Australia.
Una vez que gana el título nacional peso gallo de Australia se posiciona como el No. 2 en la clasificación mundial del peso gallo, antes de él, se encontraba Jesús “el Pequeño Veneno” Pimentel con la posición No. 1.
El campeón era el legendario y grandísimo Masahiko “Fighting” Harada.
¿Por qué Jesús Pimentel no peleó con “Fighting” Harada? Se dice mucho que Jesús Pimentel y su manager Harry Kabakoff, tenían problemas con George Parnassus y esto afectaría la negociación para concretar la pelea contra Harada por lo que no llegaría a ningún acuerdo y se cancelaría la pelea.
Al no darse la pelea de Pimentel contra Harada. Es ahí, donde el destino llama a la puerta de Lionel Rose.
O mejor dicho, el destino le hace una llamada.
El promotor de Harada le ofrece de último momento la pelea a Jack Rennie. Y el joven Rose, de tan solo 19 años, era considerado presa fácil, y su entrenador tenía dudas de aceptarla. A lo que Rose le dijo una palabra que marcaría el destino de ambos: “Aprovéchalo”.
Pero ¿Quién fue Masahiko “Fighting” Harada?
A modo de introducción muy breve;
Harada fue campeón mosca tras derrotar al Pone Kingpetch. Quien fue verdugo de Pascual Pérez.
Y campeón gallo tras vencer al legendario Eder Joffre el famosísimo “gallo de oro”.
Cuando todavía y puntualizó no existían pesos intermedios en las divisiones chicas.
Realizó 4 defensas de su título. Y casi logra ser campeón en pluma, donde fue perjudicado por el legendario Willie Pep.
Estas interrogantes se disiparon el día de la pelea.
Lo que siguió fue quizás una de las demostraciones más espectaculares de boxeo puro y suculento jamás captada en la división del peso gallo. Según algunos periódicos de la época como The Pacific Stars and Stripes y boxeo ilustrado.
De una población aproximadamente de 9 millones, 3 millones de australianos escuchaban la pelea por medio de la radio.
Rose fue capaz de absorber todo lo que Harada le lanzaba. Pudo moverse bien durante 15 asaltos, lanzaba el jab constantemente para mantenerlo a raya, y lo estaba superando en golpes a uno de los mejores peleadores de presión de la época.
Rose derribará brevemente a Harada con un preciso contraataque de derecha en el noveno round. Lo que lo llevaría a ganar por decisión unánime.
Ante esta ejecución hermosa y poética de boxeo con una victoria sobre Harada. Lionel Rose se posicionó como el mejor peso gallo. Pero no solo fue eso.
Ahí no paraba el ascenso de Rose.
Este triunfo deportivo y de boxeo fue uno de los más grandes en la historia de Australia. Es como cuando Wilfredo Gómez le ganase a Carlos Zarate. De esa magnitud.
Fue algo épico, algo apoteósico. Se convirtió de la noche a la mañana en un héroe nacional instantáneo. El primer campeón mundial aborigen. Y aborigen digo, porque Australia heredaría esta cuestión racial por parte de sus antepasados ingleses.
Diez personas despidieron a Rose desde el aeropuerto de Melbourne.
Pero más de 250 000 lo recibirían. Este suceso unió a toda Australia, cortó la brecha social y racista en Australia. 9 meses antes de la pelea contra Harada en 1967 se había aprobado un Referéndum donde reconocían a los aborígenes como ciudadanos australianos y permitiendo la creación de leyes para ellos. El triunfo de Rose ayudaría a esta problemática.
Rose se convirtió en un héroe nacional de tal magnitud que la Reina Isabel lo nombró Miembro de la Orden del Imperio Británico.
Su primera defensa lo haría ante Takao Sakurai medallista olímpico y un alto clasificado que también enfrentaría después a Rubén Olivares. En ese momento Rose al derrotar a Takao Sakurai había hecho historia en Japón.
Ahora, viajaría ante una de las mecas más importantes del boxeo mundial. Uno de los recintos más emblemáticos del boxeo: el fabuloso foro de Inglewood de los Ángeles. A la par del Madison Square Garden.
Allí tendría una pelea muy complicada ante el gran José “Huitlacoche” Medel que era ídolo de la afición nipona y uno de los mejores peleadores gallos de la época sin ganar una corona.
Posteriormente a esta pelea el manager de Rose, Jack Rennie se acercaría ante el griego George Parnassus para hablar sobre una pelea entre Rose y su retador No. 1, Jesús “Chucho” Castillo. Del cual dijo estar muy impresionado.
Mencionó que “Castillo era el mejor peso gallo que había visto, aparte de Rose. Que sí el señor Parnassus estaba de acuerdo, le gustaría que se diera la pelea”.
Obviamente Parnassus estaba más que feliz de concretar dicho encuentro.
Finalmente, se verían las caras el 6 de diciembre de 1968.
Y vendría de esta manera una de sus peleas más controversiales, épicas e icónicas. Fue una pelea fascinante, llena de tensión y suspenso.
Había unos 15,000 espectadores en las butacas del Foro de Inglewood. 7,000 de ellos eran mexicanos. Otros eran del barrio mexicano de Los Ángeles.
Y había un pequeño grupo de 20 australianos que habían hecho un largo viaje desde Australia.
La pelea fue televisada en vivo a Australia por vía satélite, al igual que a Ciudad de México y en circuito cerrado a un lleno total en el Auditorio Shrine de Los Ángeles.
La garantía de Castillo para este combate fue de $20,000. A Rose se le garantizaron $75,000. Según el promotor Parnassus, era la mayor cantidad pagada jamás por una pelea de peso gallo.
El público mexicano estaba eufórico como si se tratase de un espectáculo romano.
Todo lo que había aprendido contra Medel y Harada, salió a relucir en esa pelea. Ya que Castillo igualaba a Rose en habilidades tanto en el juego defensivo, y también ofensivo era un golpeador superior con ambas manos.
Durante la pelea Rose ejecutaría un estilo de contragolpe que mantendría a raya a Castillo, mientras que Castillo era el agresor la mayor parte del tiempo.
La pelea se podría describir como una magnífica exhibición de agresividad implacable por parte de Castillo y una soberbia defensa por parte de Rose. Casi todos los asaltos fueron extremadamente reñidos y difíciles de juzgar, pero Rose ganaría por muy poco.
Una vez que dan el fallo final a favor de Lionel Rose. Pasó uno de los sucesos más deplorables de la pelea y sería el ingrediente y sazón principal que serviría de antesala para la pelea contra Rubén Olivares.
Cuando se anunció el resultado, una gran multitud entre ellos mexicanos y chicanos fanáticos de Castillo descargarían toda su ira. Desataron un gran alboroto.
El Forum de Inglewood se convirtió en una zona de guerra. El ring estaba invadido por aficionados, filas enteras de asientos fueron destrozadas y arrojadas hacia el ring. Se provocaron incendios dentro y fuera del foro. Se lanzaron botellas de whisky, los espectadores y los oficiales sufrieron cortes y contusiones
El árbitro Dick Young, que por cierto fue el único que votó por Castillo, fue golpeado por encima de la sien derecha por una botella que salió volando lo cual le provocaría que un océano de sangre que se vería reflejado en su cabello canoso y su camisa. Por obvias razones terminaría en el hospital.
El manager de Rose, Jack Rennie, sufrió cortes en el rostro y en los brazos.
Más tarde, fumando su pipa en el vestuario, Rose declaró que le pasó a escasos centímetros una botella de whisky comentó lo siguiente: “Si esa botella me hubiera dado, me habría volado la cabeza”.
Jack Rennie dijo: “Si volvemos a pelear aquí, queremos más protección policial”.
Un triste y melancólico George Parnassus lloró por la vergonzosa forma en que se manchó la pelea, lo que hasta en ese momento pudo haber sido su mejor promoción.
Una vez finalizada esta pelea contra “Chucho” Castillo. Rose enfrentaría al británico Alan Rudkin para su tercera defensa que lograría con éxito. Pero siendo está una pelea reñidísima y bastante cerrada.
Alan Rudkin ya había peleado anteriormente contra Harada por una pelea de título. Y Harada se expresaría de él diciendo “que era uno de los boxeadores más rápidos con los que había peleado y que era como intentar golpear a un pez en el agua”. Alan Rudkin fue un tipo que tuvo peleas de campeonato muy competitivas tanto con Harada y Rose pero que sería noqueado por Olivares.
Ahora vendría la cuarta defensa de su título y, con ello, la consagración del ídolo mexicano Rubén Olivares.
Ambos boxeadores tenían 21 años y eran fenómenos en la plenitud de sus respectivas carreras. Un clásico choque de estilos: un esteta como lo era Rose y boxeador peligroso y con gran poder de Nocaut como lo era Olivares.
Los dueños de “The Fabulous Forum”, George Parnassus, y el mismo Cuyo Hernández temían que se repitiese el caos que se desató en la pelea contra Castillo a lo que Rubén Olivares con una confianza exorbitante expresó lo siguiente:
“No se preocupes por un motín, noquearé a Rose en nueve asaltos”.
Olivares no se equivocaría, fue un profeta en sus declaraciones; Rose estuvo en inferioridad desde el principio.
Olivares conectaría durante toda la pelea al Rose en las zonas blandas, y en la cabeza, por lo que los reflejos de Rose fueron decayendo convirtiéndolo en un blanco fijo para Olivares. Derribandolo en el segundo round.
Derribado dos veces más en el quinto, su entrenador Jack Rennie, que lo quería como a un hijo, saltó al ring para salvarlo de un castigo mayor. Olivares había logrado el objetivo en cinco rounds, más rápido de lo que él mismo había previsto.
Rose, siempre fue un tipo muy educado nada hablador, siempre decía cosas buenas sobre sus oponentes, no ponía excusas. Su declaraciones fueron las siguientes:
“Olivares es un gran peso gallo, me seguía golpeando debajo de la caja torácica”, dijo “No podía recuperar el aliento”.
“Pero la división de peso gallo es muy disputada y el título es muy difícil de retener. Olivares lo descubrirá, pero si es el boxeador que creo que es, podría conservar el título durante mucho tiempo”.
Y en efecto, era difícil permanecer como campeón por mucho tiempo en la era de un campeón por división que todavía le tocaría a Olivares, Rafael Herrera y Chucho Castillo.
Cómo nos damos cuenta Rose contra Harada demostró una las exhibiciones de boxeo más poéticas y exquisitas en la división gallo.
Contra el gran contragolpeador José Medel fue su oportunidad de demostrar su valía.
Con Castillo uno de los boxeadores más completos de la división gallo en ese momento tuvo su pelea más difícil.
Con Rubén Olivares se estaría enfrentando a una de las fuerzas más destructivas del boxeo, y sufrió posiblemente la peor derrota pero lo hizo ante uno de los dos mejores pesos gallos en la era de los dos cinturones.
El linaje de aquella época de pesos gallo fue legendaria al derrotar al campeón en turno.
Eder Jofre sería derrotado por “Fighting” Harada, Harada a su vez por Rose y Rose por Olivares.
Estamos hablando de 4 de los mejores pesos gallos en la historia. Los Beatles de los pesos gallos.
¿Que piensas ante todo esto?
La victoria de Olivares ante Rose, ¿Es una de las victorias más grandes del boxeo mexicano?
Jonathan Ortega Castañeda