Tras la victoria en Libia por el título interino de los pesos pluma de la AMB, el ex boxeador olímpico y entrenador de Cuello desde los 15 años aseguró que esto es solo el comienzo: el de Arroyo Seco volverá a pelear en diciembre.
Libia no tiene tradición en el boxeo. No cuenta con los flashes de Tokio, las luces de Las Vegas ni los arrabales de Buenos Aires. El desierto africano fue, quizás, el sitio adecuado para que, en una codiciosa velada con Mike Tyson como espectador, Mirco Cuello (24) se convirtiera en el segundo argentino campeón mundial vigente. El boxeador de Arroyo Seco conectó uno de sus característicos ganchos izquierdos al cuerpo del mexicano Sergio Ríos y festejó el título interino de la Asociación Mundial de Boxeo de manera tímida: levantó el brazo derecho, besó el guante y recibió el abrazo de su papá, Darío, que ya había subido al ring. El siguiente que encaró de manera eufórica el cuadrilátero fue Fabricio Nieva, quien conoce a Mirco desde chico y sabe todo el tiempo invertido en esta chance: “Él no se conforma con ser campeón del mundo, sino que apunta bien alto y siente esto solo como un paso en el camino, y no como su objetivo final”.
Nieva fue boxeador panamericano en dos oportunidades y olímpico en Atlanta 1996. Comenzó a ser técnico de la Selección Argentina Amateur cuando abandonó la práctica deportiva. Allí preparó a Cuello, en ese entonces un joven de 15 años. Estuvo con él en los Juegos Olímpicos de la Juventud, donde el arroyense ganó la medalla de bronce, y en las Olimpíadas de Tokio. Luego de un distanciamiento en el que Cuello ganó 15 peleas profesionales, 12 por la vía del knockout, y no acumuló derrotas, fue invitado por los otros dos entrenadores -el ex campeón mundial mediano Mariano Carrera y el propio padre de Mirco- a ser parte del equipo de trabajo para la pelea en Libia.
Analizando tu experiencia olímpica y la de Cuello, ¿cómo es el salto del boxeo amateur al profesional, donde se mueven muchos intereses?
Nieva: Es un gran desafío. Trabajé antes, pero hacía 10 años que no participaba de un combate profesional. Hay ajustes para hacer en la forma de trabajar, pero siempre fui de la mentalidad de no quedarme con lo que hago, sino que siempre seguir buscando cosas nuevas para implementar o mejorar. Además, Mirco es un avión; en el gimnasio es un profesional con todas las letras. Todos los trabajos que implementamos los incorporaba de inmediato. Fueron muchos años de trabajo juntos, y la adaptación se hace fácil. Estar a su lado de vuelta es realmente un sueño mutuo.
¿Cuál es tu opinión sobre el boxeo-espectáculo? ¿De qué manera se relaciona con los boxeadores argentinos?
Creo que el boxeo profesional siempre, o por lo menos en los últimos 40 años, ha sido un deporte de espectáculo, donde influye mucho el marketing y la promoción de los eventos es central. Pero eso es principalmente así en eventos internacionales donde están las principales figuras mundiales, y son muy pocos los argentinos que han llegado a eventos de esa exposición. Igualmente, el argentino que llega, en general, no lo hace por lo extradeportivo, sino que lo hace por lo que muestra dentro del ring. Para dar un ejemplo, el Chino (NdR: Marcos Maidana) no vendía por lo que hablaba, ni por lo que hacía fuera del ring, sino que vendía por lo que hacía dentro. La verdad es que lo mismo tengo para decir de Maravilla Martínez (Sergio), al menos hasta la pelea con Chávez. Ellos, junto a (Lucas) Matthysse, (Brian) Castaño y ahora el Pumita (Fernando Martínez), son los argentinos que llegaron a las principales veladas de Las Vegas en los últimos años, y la verdad que todos han sido más referentes por lo que hacían dentro del ring que por lo que hacían fuera.
Creo que en nuestro país, en su mayoría, no se enfocan tanto en el marketing porque tampoco el boxeo en Argentina se maneja de esa manera, así que no es una cuestión motivacional, por lo menos al comienzo de la carrera. Eso, tal vez, surge más adelante cuando alcanzan las principales veladas internacionales.
Entrenaste a la Selección Argentina durante 10 años, brindas capacitaciones y das clases en academias, ¿Cómo mantenés la misma ilusión en los jóvenes? ¿Las veladas de streamers sirven como puerta de entrada?
Lo del boxeo de los streamers y/o influencers, la verdad, yo no lo veo mal. Es algo que promociona nuestro deporte, por más que el nivel técnico tal vez no sea el óptimo o no es acorde a nuestras expectativas. Pero en el boxeo, siempre el espectáculo es más importante que los logros deportivos. Por eso Ryan García vende lo que vende y una pelea de (Manny) Pacquiao con 46 años vende más que las del 99% de los boxeadores.
Creo que es importante que se vea el deporte, que le llegue a generaciones que tal vez no lo estarían viendo en caso de que no existieran este tipo de eventos. Así que, si le llega a más gente, posiblemente se acercarán más chicos y chicas a los gimnasios, y crecerá nuestro deporte. Creo que son espectáculos que, en general, suman.
¿Cuál es la próxima búsqueda de Mirco? ¿Irá por el cinturón regular ante Nick Ball? ¿Cómo será la preparación?
Bueno, el campeón regular es Nick Ball, y Mirco tiene la mente puesta en él, pero sabemos que son negociaciones difíciles. El inglés pelea ahora este fin de semana (NdR: ganó el sábado pasado por decisión unánime ante Sam Goodman en Arabia Saudita y defendió la corona pluma de la AMB), y hay que ver si estará para diciembre, cuando tenemos programado el próximo compromiso. Igualmente, si no es Ball, será algún rival de jerarquía con antecedentes importantes. La preparación la arrancaremos antes de fin de mes. La idea es iniciarla en Buenos Aires la semana que viene o la otra.
¿Cómo es tu relación con Mirco? ¿Está sostenida por los logros en el ring?
Con Mirco hay mucho afecto construido por años de trabajo juntos. Uno va a estar ahí para él, como para otros boxeadores con los que hemos trabajado en tiempos anteriores, tanto en la buenas como en las malas. Pero, más allá del afecto que nos une, es más importante lo que podemos aportar a su boxeo, a su preparación. Yo elijo trabajar con él porque le tengo mucho afecto, pero también porque creo que está para grandes cosas, y la principal razón porque él decide trabajar conmigo y con Mariano Carrera (NdR: dupla técnica y táctica en la Selección Argentina Amateur durante años) es porque siente que tenemos mucho para aportar, que lo vamos a poder llevar al siguiente nivel.
¿De qué manera aconseja un técnico a un boxeador en esta época donde los premios económicos son exorbitantes? ¿Cómo se lo incentiva a ir por más éxito deportivo?
Mirco es un boxeador que no tiene lo económico como su principal motivación. Lo mueven más los desafíos deportivos. Él sueña con grandes peleas, por eso quiere unificar con Ball, y por eso el día de mañana le encantaría pelear con Inoue (NdR: Naoya, campeón indiscutido de peso supergallo), siempre con la mentalidad de ir a ganar y no para ir a cobrar una buena bolsa. Su forma de ser, su forma de pensar, es buscar grandes desafíos. Le encanta subir al ring, y lo que más desea son retos difíciles.
El teniente Giovanni Drogo, protagonista del libro El desierto de los tártaros, es enviado a una fortaleza en medio de los arenales a esperar un enemigo. Confiado de su capacidad para pelear, entrena todos las mañanas, mejora sus armas y aguarda el tan ansiado enfrentamiento. Después de años de espera, donde no quiere dar el brazo a torcer, Drogo muere. Algo así podría haberle pasado a Cuello, mandado al ignoto desierto libio para que obtenga una oportunidad por el título regular. A diferencia de Drogo, el boxeador de Arroyo Seco superó el reloj de arena tras aplicar el gancho izquierdo que había aplicado antes del cierre contra Olivo por la eliminatoria en Las Vegas y lo había conducido hasta África. El eventual combate ante Nick Ball arrojó flashes, sorprendió a la revista The Ring y llevó alegría a los bares notables porteños.
¿Será en Liverpool, tierra natal del inglés? ¿Arabia Saudita? ¿Estados Unidos?
LUCA PALMAS @lucapalmas_
1 comentario
obviamente que quiere algo que no sea una mentira como un interino