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Por Andrés Pascual El término “gladiador del ring” en el boxeo, a través del tiempo, se le aplica al peleador que hace del pleito una condición extrema de lucha a muerte: ni dar ni pedir tregua en peleas en las que, el derroche de liquido escarlata, supera ampliamente cualquier cálculo prudente; guerreros de verdaderas batallas campales en el cuadrilátero, para quienes el honor y la gloria están indisolublemente ligados al valor casi espartano en cada presentación. Ningún país del mundo tiene el privilegio de que, por lo menos el 90 % de todos los boxeadores que haya producido, como a México, les ajuste a la medida el calificativo de “gladiador del ring” En los anales de Fistiana, gladiadores fueron Battling Nelson, Stanley Ketchel, Kid McKoy, Sam Langford, Harry Greb, Filadelfia Jack O’Brien, Al Wolgast, Midget Wolgast, Benny Leonard, Johnny Dundee, Mickey Walter, Jimmy McLarnin, Ted “Kid” Lewis, Tiger Flowers, Hank Armstrong, Barney Ross, Lou Ambers, Pancho Villa, Beau Jack, Pedro Montañéz, Jose Basora y muchos más de varias nacionalidades; pero, en concepto de marca registrada por encargo de una nacionalidad, fueron y son los boxeadores de México… Kid Azteca, el primer mexicano en usar con exactitud milimétrica y carácter destructor eminente el gancho, no se coronó campeón del mundo y se enfrento a lo mejor de una época en la cual todos los colifloristas eran “crema y nata”; Azteca tuvo clase de campeón, boxeo de campeón, determinación de campeón y resultados de retador vencido…fue increíble que este tremendo pugilista, como Pedro Montañéz en Puerto Rico y Kid Tunero en Cuba, no pudieran exhibir nunca una faja de monarca que, con el tiempo, hasta coristas de tercera ostentan para la posteridad; pero fue el resultado de, acaso, la etapa más competitiva por la clase de los pugilistas en la historia del pasatiempo(1930-1950). El primer campeón mundial mexicano fue el zurdo Juan Zurita en la división ligera (foto), que se llevo la pelea titular contra Sammy Angott, celebrada en Hollywood en 1944, en la que el azteca tiro al hasta esa tarde campeón cinco veces. Zurita perdió la faja contra Ike Williams en 1945, en un pleito en el que lo acusaron de “no comportarse con agresividad”. Luego de esas acusaciones de “arreglo”, se avergonzó y se retiro. En abril de 1952, en la Sultana del Norte, Monterrey, Jimmy Carter le ganó al conocido de la fanaticada cubana, Lauro Salas, una decisión a 15 rounds en pelea titular; pero el 14 de mayo, en otra apretada decisión, Salas le ganó la faja a Carter en pelea revancha a 15 rounds; el título volvió a cambiar de dueño el primero de octubre, al cederla el mexicano tras perder otra decisión contra Carter. Salas, un viejo conocido de la fanaticada cubana de antes, perdió una pelea por decisión contra Ciro Moracen en 1954; pero demolió a Puppy García, que estaba afrontando problemas con el peso, al año siguiente. El 9 de marzo de 1955, con una verdadera clase maestra de boxeo y una exhibición de poderío indiscutible, el recientemente fallecido ídolo de multitudes del pugilismo mexicano, Raúl “Ratón” Macias, noqueó en 11 episodios al tailandés Songkitrat; pero solo la NBA reconoció la pelea como titular, y cuando enfrentó al argelino Alphonse Halimi para la reunificación, recibió una golpiza brutal en los rounds finales, y perdió el encuentro. De vengar la derrota de su paisano ante el norafricano se encargó Joe Becerra (foto), peleador que gastaba dinamita en sus puños, con un nocao sangrientó en 7 vueltas, recuperando para México la faja de las 118 libras. Becerra se retiró en 1960, después de que Eloy Sánchez lo noqueó sorpresivamente en 8 rounds el 30 de agosto. Se necesitaría un libro para comentar sobre los más de 130 campeones mexicanos hasta la hora actual; por supuesto, quedan incluso leyendas sin mencionar como Pajarito Moreno, Chango Casanova, Kid Anáhuac, Baby Vázquez y muchos más, que están en la memoria del fanático que les pudo ver y no solo mexicanos, porque siempre establecieron un contrato inviolable con el publico, consistente en que el dueño del espectáculo es el fanático, único que no se puede defraudar en la batalla…hasta hoy, los guerreros aztecas se siguen comportando así.

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