el regalo de año nuevo que todos deseamos
Publicado: Sab Dic 21, 2013 8:27 pm
El mensaje navideño que vía Twitter el presidente de Golden Boy Promotions, Oscar de la Hoya, le envió al presidente de Top Rank, Bob Arum, ha sacudido los cimientos de esa absurda pared de incomprensión que divide al boxeo de primera línea con campeones uno u otro bando. Quizás, uno de aquellos fugaces rayos de genialidad, que lo transformaron en campeón de seis divisiones diferentes, se repitió en este presente de Oscar de la Hoya. El escribió en veinticinco palabras el mensaje que todos los fanáticos querían oír.
"Señor Arum, de parte mía y de mí familia queremos desearle unas felices fiestas y un gran nuevo año. Hagamos esos combates por los fanáticos", escribió De la Hoya a la vez que incluyó los 'tags' de las empresas de HBO y Showtime, las dos principales rivales en la industria del 'pague por ver'.
Más que un mensaje a su principal rival, fue un regalo navideño a la esperanza de todos los fanáticos. Y aclaremos que no se trata solamente de ver algún día frente a frente a Manny Pacquiao y Floyd Mayweather. ¡Es mucho, pero mucho más que eso! Las grandes figuras de hoy y de mañana son parte del equipo de Top Rank o de GBP; el planeta es uno solo y para bien o para mal todo se dirime en este rincón del universo.
Las mejores figuras de esta generación merecen medirse contra los mejores de su misma generación, porque hay algo que todos debemos tener muy claro: la historia todo lo recoge, pero guarda muy poco en la memoria. Apenas los grandes protagonistas como Arum o De la Hoya, son bendecidos por el recuerdo eterno del fanático. Y en esa memoria& ¿Cómo será recordada esta absurda división? Es fácil imaginarlo: pasará por la historia como una bochornosa época donde el capricho pudo más que el sentido común.
Oscar de la Hoya, parece que lo entendió. Parece que recapacitó sobre la importancia de su papel en lo que pueda suceder de bueno o de malo con el deporte que le ha dado todo. Su mensaje de Twitter no fue una recapitulación. Fue una prueba de madurez, un gesto de grandeza y una muestra de respeto hacia todos los fanáticos.
Y la respuesta de Bob Arum, estuvo a tono con aquello que todos desean. Se mostró agradecido, dispuesto a sentarse dialogar y encontrar esa salida al laberinto en el que el boxeo se encuentra inmerso.
"Le doy la bienvenida a Oscar. Me gustaría sentarme con él y discutir la situación. Ver si podemos hacer grandes combates", comentó Arum a ESPN como reacción al mensaje.
Es verdad que Richard Schaefer, CEO de Golden Boy Promotions, puso el grito en el cielo. "No sé por qué Oscar hizo esos comentarios", expresó Schaefer en una entrevista a varios medios luego del cartel del sábado en el Alamodome de San Antonio. "Porque nosotros no tenemos ningún interés en Bob Arum. Nosotros no necesitamos a Bob Arum. No tenemos que negociar con ellos y no hay ningún interés", manifestó el ejecutivo al ser cuestionado sobre las expresiones de De la Hoya.
Schaefer no estuvo feliz, porque así como dijimos que los grandes campeones o las grandes figuras del boxeo pasan, también pasan los grandes gerentes o CEOs de las compañías involucradas, cuya participación es meramente circunstancial. De la Hoya y Arum están por encima de todo eso. Ellos son parte enorme de la historia viva del boxeo. De ellos y solamente de ellos depende el rumbo del boxeo actual y sería bueno que nadie interrumpa el guion de ese futuro.
Ojala veamos a los dos grandes promotores sentados alrededor de una mesa y dialogando sobre lo que todos deseamos: las mejores peleas entre los mejores campeones. No sabemos dónde ocurrirá esa reunión, pero desde ya la imaginamos en un ring donde no habrá golpes y al final ambos levantarán sus brazos en señal de triunfo. Los aplaudiremos de pie.
"Señor Arum, de parte mía y de mí familia queremos desearle unas felices fiestas y un gran nuevo año. Hagamos esos combates por los fanáticos", escribió De la Hoya a la vez que incluyó los 'tags' de las empresas de HBO y Showtime, las dos principales rivales en la industria del 'pague por ver'.
Más que un mensaje a su principal rival, fue un regalo navideño a la esperanza de todos los fanáticos. Y aclaremos que no se trata solamente de ver algún día frente a frente a Manny Pacquiao y Floyd Mayweather. ¡Es mucho, pero mucho más que eso! Las grandes figuras de hoy y de mañana son parte del equipo de Top Rank o de GBP; el planeta es uno solo y para bien o para mal todo se dirime en este rincón del universo.
Las mejores figuras de esta generación merecen medirse contra los mejores de su misma generación, porque hay algo que todos debemos tener muy claro: la historia todo lo recoge, pero guarda muy poco en la memoria. Apenas los grandes protagonistas como Arum o De la Hoya, son bendecidos por el recuerdo eterno del fanático. Y en esa memoria& ¿Cómo será recordada esta absurda división? Es fácil imaginarlo: pasará por la historia como una bochornosa época donde el capricho pudo más que el sentido común.
Oscar de la Hoya, parece que lo entendió. Parece que recapacitó sobre la importancia de su papel en lo que pueda suceder de bueno o de malo con el deporte que le ha dado todo. Su mensaje de Twitter no fue una recapitulación. Fue una prueba de madurez, un gesto de grandeza y una muestra de respeto hacia todos los fanáticos.
Y la respuesta de Bob Arum, estuvo a tono con aquello que todos desean. Se mostró agradecido, dispuesto a sentarse dialogar y encontrar esa salida al laberinto en el que el boxeo se encuentra inmerso.
"Le doy la bienvenida a Oscar. Me gustaría sentarme con él y discutir la situación. Ver si podemos hacer grandes combates", comentó Arum a ESPN como reacción al mensaje.
Es verdad que Richard Schaefer, CEO de Golden Boy Promotions, puso el grito en el cielo. "No sé por qué Oscar hizo esos comentarios", expresó Schaefer en una entrevista a varios medios luego del cartel del sábado en el Alamodome de San Antonio. "Porque nosotros no tenemos ningún interés en Bob Arum. Nosotros no necesitamos a Bob Arum. No tenemos que negociar con ellos y no hay ningún interés", manifestó el ejecutivo al ser cuestionado sobre las expresiones de De la Hoya.
Schaefer no estuvo feliz, porque así como dijimos que los grandes campeones o las grandes figuras del boxeo pasan, también pasan los grandes gerentes o CEOs de las compañías involucradas, cuya participación es meramente circunstancial. De la Hoya y Arum están por encima de todo eso. Ellos son parte enorme de la historia viva del boxeo. De ellos y solamente de ellos depende el rumbo del boxeo actual y sería bueno que nadie interrumpa el guion de ese futuro.
Ojala veamos a los dos grandes promotores sentados alrededor de una mesa y dialogando sobre lo que todos deseamos: las mejores peleas entre los mejores campeones. No sabemos dónde ocurrirá esa reunión, pero desde ya la imaginamos en un ring donde no habrá golpes y al final ambos levantarán sus brazos en señal de triunfo. Los aplaudiremos de pie.