Cuando un campeon es realmente un campeon
Publicado: Mié Nov 13, 2013 8:51 am
Se supone que ganar un título de campeonato mundial es el pináculo de una carrera. Es la noche definitiva en que deberías demostrarle al mundo que estás entre la élite de la división.
¿Qué se siente vivir en una era en la que hay tantos títulos que su significado se diluye hasta no ser más que una estrategia para cobrar más tarifas por sancionar?
Recientemente en Rusia tuvimos al campeón mundial de la FIB, OIB, OMB y AMB, Wladimir Klitschko, peleando contra el campeón mundial AMB, Alexander Povetkin. Y sí, tal como lo leyeron.
¿Cómo pudo ser Povetkin campeón mundial AMB cuando Klitschko ganó tal título al derrotar a David Haye?
Pues aquí está la explicación para aquellos que no lo saben.
Luego de ganarle el campeonato mundial REGULAR de la AMB a David Haye, Klitschko fue elevado al estatus de SUPER campeón, dado que es campeón unificado, y esto dejó vacante el campeonato regular.
Y llámenme anticuado pero en una época en la que existen al menos cuatro campeonatos mundiales disponibles en cada división al mismo tiempo, ¿por qué habría necesidad de crear más?
Probablemente sepan a dónde voy con esto, y sí, la respuesta es obvia: dinero.
Al crear otro título mundial la AMB puede ganar más dinero en tarifas por sancionar las peleas. Así que cuando creen estar remunerando a un campeón unificado con un título mayor, en realidad están creando otro título para elevar a un peleador que quizás no podría ser campeón mundial.
El resultado es una farsa absoluta.
En la división súper gallo, Guillermo Rigondeaux es universalmente reconocido como el verdadero campeón de la categoría. En apenas su novena pelea derrotó a Rico Ramos para ganar el título AMB. En su pelea 12 unificó con Nonito Donaire y sumó los cinturones de la OMB y de The Ring a su colección, elevando así su estatus a súper campeón AMB.
Esto hizo que quedara vacante la versión regular de su título, y el británico Scott Quigg se quedó con el cinturón como campeón interino. No tengo nada personal contra Scott Quigg, me parece un muchacho de nivel decente con un futuro igual de decente. Sin embargo, esto no me impide imaginar que Rigondeaux lo llevaría a la escuelita, y ahí está el problema.
Si Rigondeaux es el real campeón AMB, ¿cómo puede un peleador inferior como Quigg también ostentarse como campeón mundial AMB? No es la culpa de Quigg, sino de los organismos, que con estas maniobras, quieren más dinero. Basta con ingresar a sus sitios y ver la abundancia de títulos disponibles por categoría. Es frustrante.
Hay súper campeón, campeón regular, campeón interino, campeón intercontinental e internacional. Y en todos los casos, se cobran tarifas por sancionar las peleas y las eliminatorias para pelear por el derecho de disputar el título.
Incluso tuvimos la ridícula situación antes en el año en que tanto Floyd Mayweather Jr como Saúl “Canelo” Álvarez fueran súper campeones AMB al mismo tiempo.
Todo esto es absolutamente absurdo y una burla para el deporte. Y hasta que no haya un órgano rector superior a los organismos, la cosa solo se pondrá peor. Este tipo de cosas decepciona al aficionado, pues es triste cuando uno recuerda aquellos buenos tiempos en los que solo había un campeón, o “solo” cuatro campeones en cada categoría.
POR Jamie Eskdale
¿Qué se siente vivir en una era en la que hay tantos títulos que su significado se diluye hasta no ser más que una estrategia para cobrar más tarifas por sancionar?
Recientemente en Rusia tuvimos al campeón mundial de la FIB, OIB, OMB y AMB, Wladimir Klitschko, peleando contra el campeón mundial AMB, Alexander Povetkin. Y sí, tal como lo leyeron.
¿Cómo pudo ser Povetkin campeón mundial AMB cuando Klitschko ganó tal título al derrotar a David Haye?
Pues aquí está la explicación para aquellos que no lo saben.
Luego de ganarle el campeonato mundial REGULAR de la AMB a David Haye, Klitschko fue elevado al estatus de SUPER campeón, dado que es campeón unificado, y esto dejó vacante el campeonato regular.
Y llámenme anticuado pero en una época en la que existen al menos cuatro campeonatos mundiales disponibles en cada división al mismo tiempo, ¿por qué habría necesidad de crear más?
Probablemente sepan a dónde voy con esto, y sí, la respuesta es obvia: dinero.
Al crear otro título mundial la AMB puede ganar más dinero en tarifas por sancionar las peleas. Así que cuando creen estar remunerando a un campeón unificado con un título mayor, en realidad están creando otro título para elevar a un peleador que quizás no podría ser campeón mundial.
El resultado es una farsa absoluta.
En la división súper gallo, Guillermo Rigondeaux es universalmente reconocido como el verdadero campeón de la categoría. En apenas su novena pelea derrotó a Rico Ramos para ganar el título AMB. En su pelea 12 unificó con Nonito Donaire y sumó los cinturones de la OMB y de The Ring a su colección, elevando así su estatus a súper campeón AMB.
Esto hizo que quedara vacante la versión regular de su título, y el británico Scott Quigg se quedó con el cinturón como campeón interino. No tengo nada personal contra Scott Quigg, me parece un muchacho de nivel decente con un futuro igual de decente. Sin embargo, esto no me impide imaginar que Rigondeaux lo llevaría a la escuelita, y ahí está el problema.
Si Rigondeaux es el real campeón AMB, ¿cómo puede un peleador inferior como Quigg también ostentarse como campeón mundial AMB? No es la culpa de Quigg, sino de los organismos, que con estas maniobras, quieren más dinero. Basta con ingresar a sus sitios y ver la abundancia de títulos disponibles por categoría. Es frustrante.
Hay súper campeón, campeón regular, campeón interino, campeón intercontinental e internacional. Y en todos los casos, se cobran tarifas por sancionar las peleas y las eliminatorias para pelear por el derecho de disputar el título.
Incluso tuvimos la ridícula situación antes en el año en que tanto Floyd Mayweather Jr como Saúl “Canelo” Álvarez fueran súper campeones AMB al mismo tiempo.
Todo esto es absolutamente absurdo y una burla para el deporte. Y hasta que no haya un órgano rector superior a los organismos, la cosa solo se pondrá peor. Este tipo de cosas decepciona al aficionado, pues es triste cuando uno recuerda aquellos buenos tiempos en los que solo había un campeón, o “solo” cuatro campeones en cada categoría.
POR Jamie Eskdale