No hay mejor espejo que el dejado por Alexis.
Publicado: Dom Jul 01, 2012 5:26 am
Siempre presente para los boxeadores nicas
El gran ejemplo de Alexis
Norman Castillo
“Nunca me levanto primero que Alexis, no tengo que decirle que haga unos kilómetros más y es el primero que decide hacer más rounds en el entrenamiento, tomando también más tiempo con la cuerda y el costal”. Decía Ramón “El Curro“ Dossman, quien también fue adiestrador del panameño Ismael Laguna.
Inevitablemente, en el boxeo nicaragüense vivimos añorando la aparición de otro boxeador como Alexis Argüello; quien es, sin duda, el patrón por el que se ha de medir a todos los boxeadores de todas las épocas en Nicaragua. Rosendo Álvarez en su mejor momento y ahora Román González han sido las dos más cercanas aproximaciones a lo que esperamos, con la ventaja para el último porque aún puede fortalecer su legado en los cuadriláteros.
En el discreto boxeo nicaragüense, el paradigma por excelencia será siempre Alexis Argüello; y no solo por los resultados que logró a través de su carrera, sino también por la entrega total hacia el deporte que lo llenó de gloria. Alexis nunca se presentó a un combate titular dejando pendientes horas de entrenamiento; y, he escuchado que la mejor forma física que se le vio, fue en la parte final de su carrera, cuando enfrentó a Aaron Pryor buscando su cuarta corona mundial.
Para llegar a disputar el cinturón mundial Pluma al panameño “Ñato” Marcel, Alexis tuvo que liquidar a casi todos los integrantes del ranking mundial durante una proyección formidable. Se coronó Campeón Pluma venciendo a Olivares en el Forum de Los Ángeles; y, después de cuatro defensas, fue en busca de Alfredo Escalera y su título Ligero Junior, se lo arrebató noqueándolo en Puerto Rico y volvió a noquearlo en la revancha en Italia; sobrevivió a otras siete defensas antes de lanzarse al asalto de Jim Watt en Londres y capturar el cetro Ligero. Mancini, Elizondo, Busceme, Ganigan, fueron sepultados por su golpeo demoledor. Y cuando se quedó sin rivales en las 135lbs, prefirió enfrentar al temible Pryor, vencedor de Kid Pambelé, que desviarse hacia un rival más accesible como era Saul Mamby.
Sucumbió dos veces el nica buscando su cuarta corona, pero ofreciendo una heroica resistencia, yendo a fondo en todo instante, sin resignarse, emocionando a medio mundo cuando regresó a la vida dos veces ante Pryor en 1981 y 1982, en aquellas memorables peleas que pertenecen a la enciclopedia boxística.
Ganó 80 peleas y perdió 8 el explosivo flaco, siendo en la categoría Ligero donde alcanzó mayor notoriedad, desplegando toda su furia y, en muchos casos, forzado a sacar de las alforjas toda su valentía para descifrar a una serie de feroces retadores. En cada una de esas demostraciones, Alexis fue aproximándose al mito; y en 1981, las revistas The Ring y Sports Inside, lo consideraron el mejor del planeta libra por libra.
Se retiró y regresó, como tantos otros la han hecho, siempre con necesidad de dinero, pero todavía oliendo a clase y a deportividad. Era el caballero del ring, con un corazón tan grande como el país que lo vio nacer.
Hoy se cumplen tres años de su trágico y triste final.
El gran ejemplo de Alexis
Norman Castillo
“Nunca me levanto primero que Alexis, no tengo que decirle que haga unos kilómetros más y es el primero que decide hacer más rounds en el entrenamiento, tomando también más tiempo con la cuerda y el costal”. Decía Ramón “El Curro“ Dossman, quien también fue adiestrador del panameño Ismael Laguna.
Inevitablemente, en el boxeo nicaragüense vivimos añorando la aparición de otro boxeador como Alexis Argüello; quien es, sin duda, el patrón por el que se ha de medir a todos los boxeadores de todas las épocas en Nicaragua. Rosendo Álvarez en su mejor momento y ahora Román González han sido las dos más cercanas aproximaciones a lo que esperamos, con la ventaja para el último porque aún puede fortalecer su legado en los cuadriláteros.
En el discreto boxeo nicaragüense, el paradigma por excelencia será siempre Alexis Argüello; y no solo por los resultados que logró a través de su carrera, sino también por la entrega total hacia el deporte que lo llenó de gloria. Alexis nunca se presentó a un combate titular dejando pendientes horas de entrenamiento; y, he escuchado que la mejor forma física que se le vio, fue en la parte final de su carrera, cuando enfrentó a Aaron Pryor buscando su cuarta corona mundial.
Para llegar a disputar el cinturón mundial Pluma al panameño “Ñato” Marcel, Alexis tuvo que liquidar a casi todos los integrantes del ranking mundial durante una proyección formidable. Se coronó Campeón Pluma venciendo a Olivares en el Forum de Los Ángeles; y, después de cuatro defensas, fue en busca de Alfredo Escalera y su título Ligero Junior, se lo arrebató noqueándolo en Puerto Rico y volvió a noquearlo en la revancha en Italia; sobrevivió a otras siete defensas antes de lanzarse al asalto de Jim Watt en Londres y capturar el cetro Ligero. Mancini, Elizondo, Busceme, Ganigan, fueron sepultados por su golpeo demoledor. Y cuando se quedó sin rivales en las 135lbs, prefirió enfrentar al temible Pryor, vencedor de Kid Pambelé, que desviarse hacia un rival más accesible como era Saul Mamby.
Sucumbió dos veces el nica buscando su cuarta corona, pero ofreciendo una heroica resistencia, yendo a fondo en todo instante, sin resignarse, emocionando a medio mundo cuando regresó a la vida dos veces ante Pryor en 1981 y 1982, en aquellas memorables peleas que pertenecen a la enciclopedia boxística.
Ganó 80 peleas y perdió 8 el explosivo flaco, siendo en la categoría Ligero donde alcanzó mayor notoriedad, desplegando toda su furia y, en muchos casos, forzado a sacar de las alforjas toda su valentía para descifrar a una serie de feroces retadores. En cada una de esas demostraciones, Alexis fue aproximándose al mito; y en 1981, las revistas The Ring y Sports Inside, lo consideraron el mejor del planeta libra por libra.
Se retiró y regresó, como tantos otros la han hecho, siempre con necesidad de dinero, pero todavía oliendo a clase y a deportividad. Era el caballero del ring, con un corazón tan grande como el país que lo vio nacer.
Hoy se cumplen tres años de su trágico y triste final.