Esa terquedad de Rosendo
Publicado: Sab May 19, 2012 6:55 am
Esa terquedad de Rosendo
Norman Castillo
Con el tiempo, uno llega a entender el término “terquedad irresponsable” que mantiene maniatados a muchos boxeadores, porque llegas a comprender -sin llegar a justificar- que cuando se ven sin fondos, no tienen más alternativa que verse en la necesidad de continuar exponiéndose, a una edad no apropiada, a ese riesgo que siempre viene implícito en un deporte tan desgastante y destructivo como es el boxeo.
Rosendo Álvarez, ese formidable peleador nicaragüense de las categorías mínimas, ahora con 42 años de edad, con 6 años de inactividad, se prepara para regresar a los cuadriláteros en una cartelera que está programada para el 26 de mayo en Managua, Nicaragua; lo hará en peso supergallo (122lbs) en pelea pactada a 10 rounds frente al también local Álvaro Pérez.
Rosendo cree; y jura, que con 42 años todavía le quedan fuerzas para convertirse en campeón mundial. Insiste, en que su preparación ha sido lo suficientemente intensa para conseguir el mejor estado atlético para su regreso. Asegura, que todavía tiene aliento y voluntad para conllevar el sacrificio que implica este deporte y competir en el primer nivel. Siente, que esa furia espectacular que le permitió imprimirle un ritmo acelerado a sus combates en sus tiempos de gloria, sigue intacta. Promete, seguir siendo voraz y destructivo en busca de la victoria; y dice, soñar todos los días con la captura de su tercera corona mundial. ¿Alguien puede creerle?
Un peleador con un instrumental físico envidiable, piel antibalas, pegada paralizante y agresivo por naturaleza, ese fue Rosendo Álvarez en sus mejores tiempos, que inexplicablemente fue víctima de un promotor desinteresado como Don King, manteniéndolo inutilizado insólitamente, sumergido en la inoperancia, con sus facultades confiscadas mientras el tiempo pasaba y se congelaban los ingresos. Todavía me pregunto ¿cómo fue posible? Y en este razonamiento, quizá Rosendo soporte sus justificaciones para regresar.
No pongo en duda la fe inquebrantable que Álvarez pueda tener en sí mismo, sin embargo, no hay reciclaje para los músculos con el paso del tiempo, que no perdona. La destreza cultivada desaparece cuando no encuentra los instrumentos requeridos para funcionar. Esa única derrota por nocaut en su record a manos de Jorge Arce hace 6 años debió ser el punto de advertencia para marcar su retiro definitivo del boxeo y no andar ahora por ahí moviéndose innecesariamente sobre el significado de su trayectoria. Pero Rosendo, quizá empujado por su estrechez económica, no lo ve así.
Y, aunque a mí también me hubiese gustado verle por más tiempo en los cuadriláteros, porque un peleador con sus características siempre es bien visto por el público; y que, un nocaut en su última pelea no es la imagen que quisiera tener sobre su retiro, tengo que reconocer que la vida no es un programa de complacencias.
El boxeo es duro, incluso cruel; y, siempre habrá boxeadores que se estarán retirando y regresando, habitualmente, hasta que el desgaste los estrangula. Y de eso se dará cuenta muy pronto Rosendo Álvarez.
Norman Castillo
Con el tiempo, uno llega a entender el término “terquedad irresponsable” que mantiene maniatados a muchos boxeadores, porque llegas a comprender -sin llegar a justificar- que cuando se ven sin fondos, no tienen más alternativa que verse en la necesidad de continuar exponiéndose, a una edad no apropiada, a ese riesgo que siempre viene implícito en un deporte tan desgastante y destructivo como es el boxeo.
Rosendo Álvarez, ese formidable peleador nicaragüense de las categorías mínimas, ahora con 42 años de edad, con 6 años de inactividad, se prepara para regresar a los cuadriláteros en una cartelera que está programada para el 26 de mayo en Managua, Nicaragua; lo hará en peso supergallo (122lbs) en pelea pactada a 10 rounds frente al también local Álvaro Pérez.
Rosendo cree; y jura, que con 42 años todavía le quedan fuerzas para convertirse en campeón mundial. Insiste, en que su preparación ha sido lo suficientemente intensa para conseguir el mejor estado atlético para su regreso. Asegura, que todavía tiene aliento y voluntad para conllevar el sacrificio que implica este deporte y competir en el primer nivel. Siente, que esa furia espectacular que le permitió imprimirle un ritmo acelerado a sus combates en sus tiempos de gloria, sigue intacta. Promete, seguir siendo voraz y destructivo en busca de la victoria; y dice, soñar todos los días con la captura de su tercera corona mundial. ¿Alguien puede creerle?
Un peleador con un instrumental físico envidiable, piel antibalas, pegada paralizante y agresivo por naturaleza, ese fue Rosendo Álvarez en sus mejores tiempos, que inexplicablemente fue víctima de un promotor desinteresado como Don King, manteniéndolo inutilizado insólitamente, sumergido en la inoperancia, con sus facultades confiscadas mientras el tiempo pasaba y se congelaban los ingresos. Todavía me pregunto ¿cómo fue posible? Y en este razonamiento, quizá Rosendo soporte sus justificaciones para regresar.
No pongo en duda la fe inquebrantable que Álvarez pueda tener en sí mismo, sin embargo, no hay reciclaje para los músculos con el paso del tiempo, que no perdona. La destreza cultivada desaparece cuando no encuentra los instrumentos requeridos para funcionar. Esa única derrota por nocaut en su record a manos de Jorge Arce hace 6 años debió ser el punto de advertencia para marcar su retiro definitivo del boxeo y no andar ahora por ahí moviéndose innecesariamente sobre el significado de su trayectoria. Pero Rosendo, quizá empujado por su estrechez económica, no lo ve así.
Y, aunque a mí también me hubiese gustado verle por más tiempo en los cuadriláteros, porque un peleador con sus características siempre es bien visto por el público; y que, un nocaut en su última pelea no es la imagen que quisiera tener sobre su retiro, tengo que reconocer que la vida no es un programa de complacencias.
El boxeo es duro, incluso cruel; y, siempre habrá boxeadores que se estarán retirando y regresando, habitualmente, hasta que el desgaste los estrangula. Y de eso se dará cuenta muy pronto Rosendo Álvarez.