En el siguiente artículo os vamos a hablar sobre la Visualización, una de las técnicas de más utilidad en el mundo del deporte, no obstante también en boxeo, para lograr “vivir” la competición antes de que ésta suceda y así ensayar el éxito antes de tratar de alcanzarlo.
Muchos, al llegar con tiempo a un combate hemos visto a algún boxeador sentado en silencio mirando al ring y seguramente alguno de vosotros mismos también hayáis estado sentados frente al cuadrilátero antes de que empiece una velada, en silencio, visualizando los posibles combinaciones y movimientos que podríais utilizar durante la pelea.
El uso de la visualización es común en toda la población general. Todas las personas han experimentado en algún momento de su vida esta técnica para recrear algo que les ha pasado o algo que les ocurrirá (aunque a veces no se hace de manera consciente). Es frecuente, por ejemplo, que cuando se está viendo un combate (en televisión o en directo), se recuerde, mediante imágenes mentales, lo que sucedió en un determinado combate o cómo un boxeador, con ayuda de aquel acertado contragolpe, logró salir de la esquina del ring.
Es muy probable que muchos de vosotros hayáis escuchado hablar de esta técnica pero tal vez haya sido con otro nombre (ensayo mental, entrenamiento mental, práctica imaginada, visualización, etc.). El concepto de visualización hace referencia al “uso de todos los sentidos para recrear o crear una experiencia en la mente”.
La visualización implica que el boxeador utilice la mayoría de los sentidos tal y como hace encima del ring. Los estímulos o sensaciones que componen la imagen se deben ver, oír, oler y sentir.
La vista es el sentido que parece tener una mayor importancia para poder vivenciar las imágenes (ver un golpe que se viene por la derecha, ver al rival, el ring, el árbitro, al entrenador por el rabillo del ojo, etc.). Estas imágenes que se crean pueden ser tanto estáticas como dinámicas, en gran tamaño o más bien pequeñas, vistas desde la propia persona o como si otro fuera el protagonista.
Aunque la vista ocupa un importante puesto en las sensaciones, en el ámbito del deporte, el sentido cinestésico cobra una gran relevancia, ya que es la sensación que se tiene del cuerpo al tomar diferentes posiciones (el movimiento de piernas y cintura al esquivar un crochet, recibir un golpe, el hormigueo en el estómago, etc.).
Asimismo, los demás sentidos son necesarios para que las imágenes sean vívidas: oído (escuchar los gritos del público, al entrenador, etc.), tácto (percibir la humedad en el interior de los guantes al ponérselos, pegar el velcro o atar los cordones de los guantes y de las botas, la sensación que deja en la nariz un golpe acertado del rival, etc.) y el olfato (el olor de los guantes y el casco, el olor al saludar al rival una vez que el combate termina, etc.).
Además de los sentidos no hemos de olvidar que esta práctica imaginada es producto de la memoria y de la imaginación, por lo que el boxeador puede escoger aquellas experiencias más adecuadas y que mejor recuerda para vivenciar la imagen.
Asimismo, esta memoria está también en los músculos, y gracias a las asociaciones neuronales existentes, al visualizar correctamente cada movimiento de los músculos implicados en un golpe, se envían pequeños impulsos eléctricos a los músculos (estos músculos también se activan) provocando un efecto muy similar al que se da durante el combate en sí. Son muchos los entrenadores que, tras el entrenamiento físico, ordenan a sus púgiles imaginarse a sí mismos realizando los movimientos entrenados anteriormente.
No todos los deportistas muestran la misma destreza para utilizar la técnica, esto depende del grado de control y vivencia y por supuesto de la práctica. El control está en la habilidad que posee el deportista para manipular sus imágenes.
Las visualizaciones son tanto internas como externas. La diferencia entre ambas está en la percepción que tiene el deportista cuando ensaya mentalmente, es decir, desde el lugar en que ve las situaciones. Cuando la vivencia se produce desde su propio cuerpo, se está ante una visualización interna (por ejemplo, un boxeador se visualiza tirando un jab y desde su posición puede ver, como si estuviera utilizando sus propios ojos, al contrario, cómo su hombro toca con su barbilla, cómo su otro brazo mantiene la guardia, al árbitro un poco de reojo, etc.).
En cambio, si el boxeador se visualiza como observador externo de la situación (como si estuviera viendo una película suya), estará ante una visualización externa (por ejemplo, el boxeador podría verse a sí mismo cerca de la esquina roja, frente a su oponente, vería al árbitro, a ambos entrenadores, el público, etc.).
Los estudios indican que es más adecuada la visualización interna, puesto que así es más sencillo fácil que aparezca la sensación cinestésica (movimiento), no obstante, se recomienda la externa para mejorar gestos técnicos…
Alicia Cano
Unidad de Psicología y Coaching Aplicado al Deporte
Universidad Autónoma de Madrid