Cuando los presentadores de la cadena Showtime le preguntaron a Jhonny Gonzalez qué armas utilizaría ante un Gary Russell que lo aventajaba en velocidad, juventud y fortaleza, el mexicano, entre otras cosas contestó que su principal arma sería su corazón de mexicano. Dijo además que estaba consciente de que su rival se debilitaba ante el peligro porque no solía crecerse ante momentos difíciles.
Sin embargo, ayer en Las Vegas se demostró que no basta con el corazón para contrarrestar otras armas tan peligrosas. Incluso, podemos afirmar que de acuerdo a lo que se vio en el combate Russell-Gonzalez, en ocasiones tal exceso de “corazón” genera riesgos innecesarios que conducen a grandes debacles.
En cuanto a que Gary Russell afloja en momentos de peligro, creemos que no hay base concreta para tal afirmación, pues el americano tiene una única y muy discutida derrota contra el difícil ucraniano Vasyl Lomachenko y en cuanto a lo de usar solo el “corazón de guerrero” contra la velocidad, la técnica y la juventud, no basta realmente.
Las palabras de Gonzalez antes de la pelea fueron hasta cierto punto épicas, pero sólo eso. La práctica demostró que ante un rival más rápido y fuerte hay que acudir a otras herramientas, de lo contrario, se perece irremediablemente. Una prueba de ello lo fue el combate de ayer donde el americano le regaló la clásica paliza a un hombre que incluso en los momentos más difíciles, continuó yendo hacia delante, o mejor dicho, yendo hacia la muerte en lugar de buscar algún que otro recurso para contrarrestar tales armas.¿Será que precisamente el corazón lo llevó al abismo?
Por supuesto que no es lo mismo una humillante derrota que una derrota con honor, sin embargo, a los efectos, ambas son derrotas al fin. Perder yendo hacia delante más que una resignación se está convirtiendo en un conformismo. No olvidemos que el objetivo en este deporte será siempre vencer al rival y aunque el corazón de guerrero sea importante, en ocasiones no basta para batallas tan disparejas como la de ayer en Las Vegas, batallas que requieren armas verdaderas.
Lo de ayer fue como ir a la guerra sin armas.